En febrero pasado, el monseñor Nicolás Castellano falleció dejando un impacto imborrable en la sociedad cruceña y boliviana. Sin embargo, un mes antes de su partida, recibió con beneplácito la noticia de que sería homenajeado en la inauguración de la Feria Internacional del Libro de Santa Cruz de la Sierra, el 4 de junio.
En esa fecha, representantes de la Fundación Hombres
Nuevos recibirán la estatuilla creada por el artista plástico Juan Bustillos.
El Premio Anual de la Cámara Departamental del Libro de Santa Cruz fue
instituido para reconocer a personas e instituciones que contribuyen de manera
destacada la formación y difusión del libro y la lectura en la región.
En el caso del monseñor Castellanos, la distinción
honrará su legado literario, en una vida dedicada a la educación y la cultura
en todos sus ámbitos. "Él fue un líder inspirador, no sólo en el ámbito
eclesiástico, sino también en la transformación social. Su trabajo en el Plan
3000 y en muchas comunidades nos impulsó a rendirle este homenaje",
expresó Andrés Gonzalo Plaza, presidente de la Cámara.
UN LEGADO LITERARIO REFLEXIVO
Entre los títulos del monseñor Nicolás Castellanos
destacan "Las siete palabras", una obra que profundiza en el
significado de las últimas palabras de Cristo en la cruz, y "Utopía y
realidad, hombres nuevos", donde plantea una reflexión sobre la
transformación social desde la perspectiva cristiana. El religioso también
abordó la figura de San Agustín en libros como "San Agustín, maestro y
testigo de fraternidad" y "San Agustín, pastor desde la
fraternidad".
Su compromiso con la juventud y la formación cristiana se
evidencia en títulos como "Encuentros de juventud" y "Proyecto y
comunidad de vida". Además, en "¿Responde la Iglesia a los desafíos
de hoy?", Castellanos analizó el papel de la Iglesia en el mundo
contemporáneo. Entre sus últimas obras se encuentra "Memoria, profecía y
liberación hacia el Reino", un recorrido por su experiencia pastoral y su
visión sobre el futuro de la Iglesia.
Monseñor Castellanos, quien dejó su cargo de obispo de Palencia —en 1992— para dedicarse a la misión en Bolivia, fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia y con la Medalla de Oro al Trabajo, reconocimientos que reflejan su impacto tanto en la acción social como en el pensamiento cristiano.
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