A partir de los 30 años comienza una
disminución gradual de la masa muscular, que forma parte del proceso natural de
envejecimiento. Cuando esta pérdida se acompaña de una reducción de la fuerza y
la funcionalidad, hablamos de sarcopenia, una condición que, en personas
mayores, se asocia a un mayor riesgo de caídas, fragilidad, pérdida de
autonomía e incluso mortalidad. Se estima que la prevalencia de esta condición afecta al 10-16% de las
personas mayores en todo el mundo y su desarrollo tiende a acelerarse con
el avance de la edad.
La sarcopenia puede verse agravada por
hábitos de vida poco saludables, especialmente una alimentación pobre en
proteínas y la falta de actividad física regular, aunque con un estilo de vida
adecuado su aparición y progresión pueden retrasarse significativamente.
En el marco del Día Internacional de
las Personas Mayores, celebrado el 1 de octubre, se destacan los impactos de
esta condición, por ejemplo, como ya se mencionó, la sarcopenia causa daño en
el organismo y reduce la expectativa de vida. Un estudio publicado en el Journal of Bone and Mineral Research, realizado con 839
personas mayores de 65 años encontró que tener baja masa muscular se asoció con
un riesgo significativamente mayor de morir, durante los aproximadamente cuatro
años que duró el seguimiento del estudio. Este efecto fue más marcado en mujeres
que en hombres.
“Los músculos son esenciales para
mantener la autonomía en actividades cotidianas como caminar, sentarse y
levantarse. Además, desempeñan funciones clave en el organismo: participan en la
regulación del metabolismo de la glucosa, contribuyen a la regulación de la
temperatura corporal y secretan mioquinas, moléculas con acción similar a las
hormonas, que influyen en el metabolismo y la modulación de las respuestas
inflamatorias e inmunológicas”, explica el médico nutriólogo Nataniel Viuniski,
especialista en obesidad y miembro del Consejo para Asuntos Nutricionales de
Herbalife.
Según el especialista, la pérdida de masa magra también
suele estar relacionada con un aumento de la grasa visceral, un tipo de grasa
inflamatoria que se acumula alrededor de los órganos y se asocia con mayor
riesgo de enfermedades cardiovasculares y diabetes tipo 2.
Cómo puede prevenirse la pérdida muscular con el
envejecimiento
La prevención de la pérdida de masa muscular debe
comenzar desde edades tempranas. “Esto puede lograrse con un consumo adecuado
de proteínas de alto valor biológico, el uso de suplementos nutricionales y la
práctica regular de ejercicios de resistencia, en especial el entrenamiento de
fuerza o musculación”, comenta Viuniski.
Para personas mayores de 65 años, la ingesta diaria de
proteína debe ser superior a la recomendada para adultos jóvenes: entre 1,0 y
1,2 gramos por kilo de peso corporal al día en ancianos sanos, y hasta 1,5
g/kg/día en casos de enfermedades agudas o crónicas, de acuerdo con la
recomendación de la European Society for Clinical
Nutrition and Metabolism.
Para alcanzar estos valores, pueden
incluirse en la dieta carnes magras, huevos, lácteos descremados, proteínas de
origen vegetal y suplementos como batidos, sopas y barras proteicas, que ayuden
a garantizar un aporte adecuado de este nutriente.
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