Ser mujer y madre es, en sí mismo, un acto de amor y
valentía. Sin embargo, ser la madre de un niño neurodiverso requiere una dosis
adicional de coraje, paciencia y resiliencia. Estas mujeres enfrentan desafíos
únicos cada día, tanto en su vida personal como en el ámbito laboral. En Tigo
Bolivia, ellas son valoradas y admiradas no solo por su trabajo, sino también
por las fortalezas que han desarrollado al cuidar de sus hijos, transformando y
enriqueciendo su entorno familiar y profesional.
Para María Laura Mendoza, gerente de Comunicación
Institucional y ESG de Tigo Bolivia, estas mujeres, madres de niños con
condiciones neurodivergentes como autismo, Síndrome de Down, dislexia,
dispraxia y TDHA, entre otros, son esenciales en los equipos de trabajo por que
han aprendido a equilibrar sus responsabilidades, aplicando en su trabajo las
valiosas lecciones que la vida les ha enseñado en casa.
“Tigo tiene un profundo respeto y admiración por estas
mujeres que son, en muchas ocasiones, pilares fundamentales en su hogar y que
demuestran esa misma capacidad de empatía y fortaleza en la empresa. Impactan
de manera positiva el entorno laboral y sirven de ejemplo, no solo para las que
también somos madres sino a todos los que trabajan con ellas en Tigo Bolivia”,
destaca Mendoza.
A continuación, se comparte tres historias inspiradoras
de colaboradoras de Tigo que han decidido narrar cómo ha sido su experiencia
como madres de niños neurodiversos. Cada una refleja no solo los desafíos, sino
también las inmensas recompensas que conlleva acompañar a sus hijos en su
desarrollo, y cómo esto ha fortalecido tanto su vida familiar como su carrera
profesional.
Una de ellas es Tania Eyzaguirre López, Gerente de
Contabilidad en Tigo Bolivia durante 17 años y madre de cuatro hijos,
incluyendo a Sebastián, de seis años, con síndrome de Down. Tania ha enfrentado
retos que le han permitido desarrollar y perfeccionar habilidades como la
empatía, creatividad, paciencia y resiliencia para enfrentar con serenidad cada
desafío. Estas cualidades, esenciales en su rol como madre, también han
enriquecido su desempeño profesional y contribuido a potenciar a su equipo de
trabajo.
"Al principio, fue muy difícil. Pensaba mucho en el
futuro de mi hijo, pero con el tiempo he logrado equilibrar mi vida familiar y
laboral. He desarrollado una mayor empatía hacia los demás, y en los momentos
más difíciles, tanto en casa como en el trabajo, he aprendido a no perder el
equilibrio", comenta.
Otra colaboradora de gran valor en Tigo Lorena Karla
Hurtado Torrez, Analista de Conciliaciones Hogar en Tigo desde hace 8 años y
madre de Emiliana, una niña de casi 6 años diagnosticada con Trastorno del
Espectro Autista - grado II. Aunque su hija enfrenta dificultades para
comunicarse, Lorena ha aprendido a apreciar los momentos de silencio y a
valorar cada muestra de cariño.
“Me hace feliz tenerla en casa y cada día aprendemos un
poquito de ella. A pesar de no escucharla hablar con frecuencia, sus abrazos y
besos son las expresiones más dulces de conexión con nosotros”, resalta.
Al igual que Tania, para Lorena, ser mamá de una niña
neurodiversa, representó distintos desafíos que pudo resolver con el paso del
tiempo, dejándole valiosas lecciones, tanto para su vida personal, como
laboral. Indica que ha logrado desarrollar habilidades blandas claves como
mayor comprensión, empatía, paciencia y perseverancia, que le permitieron
alcanzar aquellos objetivos que le parecían lejanos.
“Tener una niña neurodiversa me ayudó a ser más empática
con mis colegas de trabajo que, ante ciertas situaciones, les ha tocado
redoblar esfuerzos y yo los he apoyado de alguna manera. Y sobre todo el
trabajo en equipo que tengo en mi familia lo replico en lo laboral, todos vamos
hacia un mismo objetivo y día a día necesitamos de los demás para avanzar y
crecer”, añade.
Una cualidad similar, destaca Sandra Cabrera, Gerente de
Relaciones Laborales, Compensación y Payroll, quien, a través de Carlos Andrés,
su hijo de 20 años con autismo valora el gran apoyo que recibió de su familia
para, por ejemplo, coordinar las terapias y la necesidad de mantener ambientes
controlados.
"El trabajo en equipo de la familia es muy
importante, no necesitas hacerlo sola, no estás sola. Lo mismo sucede en el
ámbito laboral: cuentas con un equipo, personas capaces y dispuestas a apoyarte
en cualquier desafío. Lo esencial es comunicarte de manera clara y oportuna, y
no subestimar el valor del respaldo que puede ofrecerte tu entorno",
señala.
Sandra considera que ser madre de un niño neurodiverso te
desafía de muchas formas, pero también te enseña lecciones invaluables de
fortaleza y amor incondicional que puede transformar tanto en lo personal como
en lo profesional. “Nos enteramos de la condición de Carlos Andrés cuando tenía
cerca de 2 años y el diagnóstico significó un cambio enorme en nuestras vidas.
Ser madre de un hijo con autismo te enseña que, independientemente del
diagnóstico, es importante aprender a valorar y respetar la individualidad de
tus hijos, sean estos neurodivergentes o neurotípicos”, complementa.
Además, reflexiona sobre cómo el diagnóstico de autismo no marcó el “fin de algo”, sino el comienzo de un viaje lleno de aprendizajes, donde ha descubierto el fascinante mundo interior de su hijo. “Tendrás incontables momentos de felicidad con cada uno de sus logros, sabiendo que cada éxito es fruto de un enorme esfuerzo”, pondera. Agradece a Dios, por que cuenta con el soporte de su familia, de su esposo, sus hijos y su mamá, ellos son un gran apoyo para poder cumplir con sus obligaciones sin descuidar la ayuda que Carlitos necesita para seguir desarrollándose.
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