El respeto mutuo, el trabajo con las comunidades, el
respeto al medioambiente y la participación decisiva de las mujeres en las
operaciones son las claves para el éxito presente y futuro de la minería en
Bolivia. Así lo establece Javier Diez de Medina, vicepresidente corporativo de
Minera San Cristóbal (MSC), la operación más importante del país desde hace 18
años.
Esta afirmación salió a relucir durante un evento TEDx
organizado por una universidad privada de Tarija, donde —con base en su
conocimiento de las operaciones mineras en Bolivia—, Diez de Medina habló sobre
cómo identificar el “poder oculto” que cada individuo tiene y puede aportar al
país, y describió un concepto amplio sobre el éxito.
El ejecutivo sostuvo que esos cuatro elementos han sido y
son determinantes para que en Bolivia, país con una trayectoria de 400 años en
la minería, hoy el aporte del sector llegue al 57% de las exportaciones y
represente cerca del 8% del PIB.
Citó que, durante sus 18 años de operación, MSC ha
generado más de 3.300 millones de dólares en impuestos, porque no dejó de lado
el apego a la calidad y el respeto al medioambiente. La empresa mantiene
certificaciones internacionales como ISO 9000, ISO 14000, ISO 45000 e ISO
27000. “¿Quiénes han logrado la recertificación? Somos nosotros, ustedes,
ustedes los jóvenes. Somos los bolivianos”, enfatizó Diez de Medina al revelar
que el 99% de la planilla en MSC está compuesta por bolivianos.
Resaltó que “10 a 12 bolivianos por cada 100 que se
producen en Bolivia los genera la minería de clase mundial”. Y especificó la
definición de “minería de clase mundial”. “Vemos —dijo— una mina como Porco,
minería subterránea, y sigue explotando. Pero lo hace hablando con su gente. De
la misma forma lo hace la minería open pit, como San Cristóbal, que también es
de clase mundial y demuestra que sí se puede”.
El experto enfatizó así que el respeto mutuo es una clave para lograr el desarrollo y compromiso presente y futuro en la minería, tanto desde los trabajadores como desde las poblaciones cercanas a las minas. Compartió que su reencuentro personal con la minería en 1995, tras años lejos del sector, estuvo marcado por su aprendizaje en comunidades y cooperativas. En ese proceso comprendió sobre la diferencia entre “trabajar en” una comunidad y “trabajar con” ella.
“En el momento que tú respetas, el momento que las
comunidades están envueltas, vas a tener los mejores vigías del medio ambiente.
Hoy ellos son los más preocupados sobre qué va a pasar mañana con sus hijos”,
afirmó.
Otro punto central para avance de la minería boliviana,
indicó, es la participación de las mujeres en las operaciones, no en puestos
como asistentes o en condiciones de inseguridad laboral. Citó que en San
Cristóbal existen operadoras de maquinaria de gran tonelaje, de equipos
valorizados en alrededor de 2 millones de dólares.
La creciente presencia de mujeres en la minería boliviana
de clase mundial responde a su desempeño técnico y a la incorporación de más
profesionales en áreas operativas y estratégicas. “Ellas son operadoras de los
grandes trucks —apuntó Diez de Medina— y
son más eficientes que cualquier hombre en la empresa; también contamos con
ingenieras que están al frente de subgerencias y que deciden sobre la
producción que tenemos hoy en día”.
El vicepresidente corporativo de MSC buscó inspirar a los
jóvenes a partir de su experiencia personal al valorar el poder de cada
boliviano dentro de la operación minera más importante del país, y cómo se
construyó a través de ello un concepto más completo de éxito.
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